Por Carmen Martínez Viñas (@educandoando)
La aventura twittera comenzó con un proyecto en la cabeza: Una isla en el colegio. Como maestra de pedagogía terapéutica me sentía náufraga dentro de un edificio llamado escuela, la tarea principal se llevaba a cabo desde un aula aislada. Esta era frecuentada puntualmente por un determinado tipo de alumnos, ataviados con una serie de etiquetas, y a la que rara vez acudían el resto de habitantes del colegio.
De pronto, un día a través de mail, me vino un reto: participar en un “sarao educativo” en el que se buscaban docentes innovadores con motivación para crear proyectos educativos. Animaban a participar con el resto de docentes vía twitter. ¿Sería ese el puente aéreo, terrestre y marítimo que estaba buscando para conectar mi isla?
¿Qué descubrí usando esta herramienta de relaciones sociales? Descubrí cómo hacer nodos entre personas con capacidades diferentes.
En un principio, encontré la tribu de las personas con capacidades de compartir recursos, herramientas y experiencias. Cuidado, en ocasiones, aparecen DMs o menciones donde lo que realmente pretenden vender su “producto o persona” para sus propios fines. La receta, comparte, muestra y opina todo lo que puedas, pero ten en cuenta que siendo pesado no se llega a gurú.
También, me encontré con la tribu de las personas que tienen capacidad para asesorar, informar y orientar en todos aquellos temas que te interesas o de los que necesitas ayuda. Consejo: si tienes un problema, no dudes en twittear, siempre hay alguien que sabe la respuesta. Y ponte a hacer lo mismo, si alguien pregunta, responde y si no sabes, haz un RT: siempre hay alguien que sabe la respuesta.
Y al final, apareció la tribu de los que tienen capacidad para organizar, planificar y colaborar en diferentes proyectos abiertos a TODOS Y PARA TODOS. La invitación a participar en estos grupos suele ser habitual y mi consejo principal: vivir la experiencia de colaborar conjuntamente con alumnos y docentes con capacidades diferentes. Lo demás, es secundario.
Los usuarios de estas tribus no viven aislados, por el mismo hecho de twittear ya están integrados, aunque es necesario la interacción con otros usuarios de distintas tribus para que la relación pase de integración a inclusión. Se enriquecen las capacidades personales en función de intereses, necesidades y motivaciones.
Y en esta historia, ¿quién es el malo? La propia araña de la WWW (world wide web) como usuario de la web, el propio protagonista tiene que tener criterio propio y saber usar la red de la forma más coherente posible. Puede caer en manos de los vendedores de humos, gurús y spam varios regalando información íntima y personal.
De esta forma tan amena y divertida he comenzado a tejer avenidas, puentes aéreos y canales que permiten que el trabajo especializado, que se realiza en el aula de apoyo, sea partícipe de diferentes proyectos, de una forma inclusiva y sin ningún tipo de etiquetas.